La única forma que encuentro para comenzar este post es dándote las GRACIAS por estar aquí leyéndome, gracias.
Es indudable que 2020 ha sido un año de cambios a marcha forzada. Incluso nos hemos visto obligados a cambiar planes y a acelerar procesos que hasta este momento no habíamos contemplado. La incertidumbre como único escenario real se nos ha hecho más visible que nunca. Por eso, es importante darnos un espacio para recuperar esa conexión con nosotros mismos que nos ayude a identificar nuestro propio ritmo dentro del ritmo exterior.
Cuando vivimos situaciones que nos mueven de forma intensa, a veces incluso, cargadas de malestar, nos es más fácil y, podíamos decir hasta natural, conectar con todos aquellos que igual no estaban tan mal pero que tanto deseábamos cambiar.
En el día a día, nuestra mente está tan ocupada pensando en lo que ha pasado y en lo que está por pasar que en muchas ocasiones se pierde del único tiempo real que tenemos: AHORA. Además de esto, es especialista en identificar amenazas y puntos que mejorar. Pero cuando sucede algo, como en este año, que no espera; es ahí cuando vuelve su atención a todo lo que le aporta valor y no quiere perder.
Estoy segura que ahora mismo, mientras lees estas líneas, vienen a tu mente situaciones, relaciones o aspectos de tu vida que con tu mirada actual, hasta añoras. Y es por ello, que quiero proponerte un reto, un regalo con el que recuperar cada día la conexión contigo mismo para tener siempre presente lo grande que eres.
Agradecer, un simple gracias, se convierte en el ejercicio más poderoso que existe para conectar con experiencias y con corazones. Sin embargo, por el propio ritmo acelerado que llevamos o simplemente porque damos por hecho que algo es así, nos olvidamos de todo lo que nos aporta.
Y esta ha sido una de las enseñanzas que este año nos ha recordado:
«no lo des por supuesto».
Así que te invito a regalarte un tiempo da solas para escribir o pensar en todo aquello por lo que das gracias. Desde lo más simple hasta lo más complejo, como puede ser una vivencia dolorosa. Porque cuando eres capaz de agradecer a cada situación la experiencia vivida, te das cuenta que mientras estés vivo puedes lograr cualquier cosa que te propongas.
Este año, quiero acabar con un mensaje de gracias desde todas mis redes, dándote de las gracias a ti por hacer que este contenido se mantenga vivo. Comienza a sentir la vida a través del poder del gracias.